Memorias del Galil

Judaismo Espiritualidad Cabala

miércoles, abril 12, 2006

Padre: Te voy a Preguntar

Pesaj 5766

Padre: Te voy a preguntar...
Añoranzas de Pesaj

Por Simon Jacobson

"Tate, ij vel ba dir freguen fir kashes…� (Padre, te voy a hacer cuatro preguntas...)

Así es como yo y millones de otros chicos habrán de comenzar las cuatro preguntas tradicionales del Seder de Pesaj.

Este año, por primera vez en mi vida no tendré a mi padre ante mí para hacerle las preguntas. No me sentaré a su mesa, como lo hice por tantos años, mirándolo sonreír silenciosamente mientras exponíamos nuestras cuatro preguntas.

Puedo tener 49 años, yo mismo ser padre, pero extraño profundamente preguntarle a mi padre las preguntas.

Los recuerdos se apresuran adentro. Intensas memorias de los Pesaj pasados están grabadas en las fibras de mi ser. Largas noches, variadas conversaciones, exquisitas delicadezas, abuelos, tíos y tías reunidos... ahora ya todo es una vaga neblina. Pero si hay algo que perdura, que nunca se olvida, son las cuatro preguntas: cómo iremos rodeando la mesa, comenzando por el menor y haciendo las preguntas.

Recuerdo qué excitante era regresar a casa de la escuela con una guía especial hecha a mano con dibujos y todo, bosquejando el Seder completo. Cómo mi madre daba vuelta la casa, cómo éramos vestidos con ropas nuevas especiales para la celebración e ingresábamos la noche de Pesaj a nuestros hogares sintiéndonos limpios y frescos.

Pero sobre todo, recordaré por siempre cómo, claro, niños pequeños, nos preparábamos durante semanas, meses, para memorizar las preguntas.

Posiblemente, cuando empezamos a crecer, el entusiasmo palideció un poquito, pero la tradición continuó. Cuando más crecía comencé a notar el profundo orgullo de mi padre cuando escuchaba a sus hijos hacerle las preguntas, algo de lo que los muchachos más jóvenes simplemente ni tenían noticia, o quizás tenían otras cosas más importantes que hacer que observar a los demás...

Las cuatro preguntas permanecen como un barómetro constante de nuestro propio crecimiento. No siempre recordamos la cronología de nuestra evolución personal transformándonos de a poco de niños a adultos, sólo destellos de ello.

La experiencia de las Cuatro Preguntas permanece como un indicador tangible de la progresión de la vida, año tras año, etapa tras etapa : el entusiasmo y la exuberancia de la niñez, la torpeza y la necedad de la adolescencia con el despertar de la conciencia si mismo y la rebeldía (a veces algo de cinismo) de los adolescentes burlándose de tu estilo de presentar las preguntas; el conocimiento y la revelación de la madurez, tomándote a veces demasiado en serio; la espiritualidad al crecer con la experiencia; los sentimientos de orgullo y la apreciación de la tradición con nuevos fundamentos al transformarte en padre y ver tus propios hijos preguntando las cuatro preguntas.

Y ahora, la intro y retrospección de recordar y extrañar a mi padre y todo lo que representa de mi historia y los pilares de mi vida.

Si, extrañaré hacerle las preguntas a mi padre.

Y entonces, después de que preguntemos las preguntas, extrañaré la resolución de mi padre "itzt, kinderlej, vel ij eij dertzeilen dem entfer. Avodim Haiinu..." (ahora, mis niños, les diré la respuesta –comenzando a recitar la Hagadá: Esclavos fuimos del Faraón en Egipto...).

Pero la costumbre es que incluso los huérfanos hagan las preguntan con dicho prefacio: "padre te voy a preguntar..."

Imagínense, un hombre de 90 años, con biznietos y muchos logros de su vida para desplegar, sentándose humildemente en la mesa del Seder, susurrando "tate", padre, recordando a su padre, sus años de infancia.

El Seder de Pesaj nos vuelve a todos en niños.

Hoy tengo muchas más que cuatro preguntas que hacerle a mi padre, pero supongo que estas cuatro incluyen a todas, después de todo, corresponden a los cuatro mundos cósmicos que abarcan toda la existencia.

Pero este Pesaj, cuando lleguemos al Ma Nishtaná con que comienzan las cuatro preguntas, me sentaré en silencio, contemplando cómo esta noche, este año, es diferente. Recordaré a mi padre y le haré las cuatro preguntas.

Tate, mi tate, y todos los tates en el cielo, tus hijos nunca te olvidan. Gracias por estar allí. Gracias por contarnos la historia (1).

Y entonces concluiré, como es la tradición: "Tate, ij hob ba dir guefregt fir kashios. Itzt, bite, gib mir a teretz" (padre, tengo cuatro preguntas. Ahora, por favor, dame una respuesta).

Ves, no importa cuán grandes y maduros podamos ser... todos necesitamos un padre.

(1) Toda la Hagadá se llama así por contar la historia. Hagadá en hebreo significa "la historia", basado en el versículo (Éxodo 13:8) Vehigadito levinjó, "y le contarás a tu hijo". Y el relato de la historia es generado por las preguntas de los chicos: Ki Ioshaljó binjó, "cuando tu hijo te pregunte (Éxodo 13:14).